Advertencia (poema)

Si alguna vez decides deshacer
mis rasguños en palabras,
mis sentidos en caricias,
y mi brisa en nostalgia;
te advierto, compañero,
te arriesgas a liberarme
y a hacerme presa.
Si alguna vez decides desmoronar
mis suspiros en tus labios,
ten siempre en cuenta mi advertencia
y presente el peligro, compañero,
de que al llenar tus ojos con mis ojos
podremos separar el cielo y la tierra.
Solo entonces nos pertenecerá el horizonte;
y cada mínima línea
que juegue con las esquinas del planeta
será nuestra, solo nuestra.

Yo te advierto por tanto, compañero,
de que en ese justo instante
en el que separes el mundo
y fundas los sentidos
te creeré mi único y perfecto verso.

Quedas advertido, compañero:
estás en peligro de convertirte
en mi universo.

Restos de promesas. (poema)

Fue un choque frío de miradas,

la crudeza de la sincera desnudez.

los mismos ojos que se prometieron tantas veces

noches infinitas.

Poniendo siempre la excusa

de no apartarse del camino,

de que no se corra la tinta,

que la vida solo sea vida.

Las mismas palabras que se desgastaron

después de tanto tiempo

de habitar en los mismos labios.

Después de tantas veces en las que

las cosas  no tenían nunca razón,

siempre absurdas, como la rutina.

Dejaron marchitar tantas promesas,

que las estrellas se encendían con un fósforo

siempre que ellos quisieran;

que la vida era sueño y vida.

Después de tantos pequeños encuentros,

de los lazos que nunca empañaban el cristal

y siempre se escondían tras

la misma blanca y eterna cortina.

Después de tanto y tan poco…

solo quedará un rastro de contrariedad

y la misma antigua lágrima

que apagaba las cenizas.

Los fósforos ya solo gastan las estrellas

y encienden su cigarro;

la lágrima solo deja cenizas

y restos de promesas

que solo los pobres novatos

permanecerán encendidas.

Restos de poemas

y de promesas

no cumplidas.

Shout out.

Grita,

y con tu grito haz

que todos los susurros estallen,

que las aceras se rompan.

Grita,

hacia ti, hacia dentro,

como si una palabra ahogada

pudiera desaparecer de repente

entre las venas de la desesperación.

Grito

y no alcanzo a comprender

y no puedo arrancar de mis mandíbulas

ni un beso, ni una canción.

Grita, compañero, grita,

yo te escucharé.

Llora, suspira y aguanta;

llama al amplio cielo con una chispa

que salga solo de tus fantasmas.

Sostén todas las lágrimas,

aunque ese nudo en tu garganta

amenace con explotar.

Pero aguanta, solo aguanta.

Llama de nuevo a la noche,

sonríe aunque los coches no se paren

y las paredes sigan igual.

Aunque tu cerebro reaccione,

aunque no quieras revelarlo,

aunque no tengas capitán.

Entonces alza de nuevo la vista

tras el sucio y arañado cristal;

llama a la noche y allí estaré

para recoger todas tus lágrimas

y por ti

llorar.

Ausencia.

Así que no viniste a despedirte, pero diste por hecho que lo sabía. En parte no te equivocabas, hay un adiós que se repite con un eco macabro e insoportable en mi cabeza.  Al fin y al cabo tenías razón: no creías en las promesas, solo en las sonrisas. Y en las miradas. Pero solo las que hacían que las paredes alrededor se volvieran telarañas. Que volvían el mundo una empalagosa pompa de chicle que un día explotó, y no resultó ser más que sangre, la sangre de las palabras que te dije y los poemas que te escribí. Desde que te fuiste no soy la misma. Mis palabras pretenden violar el aire que nos separa y disparar un cañonazo al centro de la espiral de un huracán. El silencio miente por las noches y el ruido no es sino un interminable grito de auxilio. Deseos extraños y noches pervertidas. La piel que se muda. Fantasmas desnudos frente a mí que susurran pidiendo que tu ausencia solo sea una aguja que rasga el horizonte para tapar el sol.

Que mi voz se extinga y solo sea un ahogado zumbido que suene siempre acompañando el compás de tus latidos.

 Que la sangre de mis venas se unan a una eterna canción y deje a mi alma respirar por primera vez.  

 Que el mundo se apague y las estrellas se consuman para hacerme compañía.

Que mis palabras se ahoguen en el cielo, para que no me deje despertar.

Me has robado la inspiración. (poema)

Me has robado la inspiración.
Tú, que hiciste tantas noches las estrellas.
Tú, que pintaste tantas veces el rencor,
Que juraste no ser como los demás,
Que rellenaste cada segundo con sonrisas.
Te guardaste la luna en el bolsillo,
Al igual que hacías con mi rubor,
Así como con todos los demás rubores.
Tú, que arañaste mis pupilas,
Que arrancaste mi figura más allá del crepúsculo,
Que sellaste mis latidos con los tuyos.
Me has robado la inspiración,
Esa que tantas veces recogía 
Y juntaba en endebles versos,
Simplemente para ti,
Simplemente…
Tú, con tus promesas vacías,
Con aquel perfume francés;
Un terremoto solo al verte.
Tú, que conseguiste lo que nadie consiguió.
Me has robado la inspiración…
A mí, que desnudé mis sentimientos para ti,
Que arranqué mis prematuras emociones
Y las escribí y las sangré,
Por ti, para ti.
Me has robado la inspiración,
Tú, con tus trampas y tus palabras,
Con tanta y tanta poesía…
Con las miradas que congelaban la sangre
Y aceleraban el corazón,
Con nuestro amigo John.
Hoy no vuelve mi sonrisa,
Aquella que tú decías que podía eclipsar
Hasta la luna…
Porque tú
Me has robado la inspiración… 

Caída libre. (poema)

Soledad que me abrumas con tus cuentos y miradas,

me confundes y me arañas, como la noche.

He visto en la mesa manchas de tinta,

jugando a dibujar siempre el mismo nombre.

He llegado a pensar que volverías.

No deberías mentir tan descaradamente,

los caballeros no hacen eso.

Voy a arrancarme de las entrañas

el más profundo sentimiento.

En la distancia te llevará el viento su aroma,

te atormentará en las noches que me hagas soñar.

Voy a despedazar este sentimiento en mí.

Las calles te añoran y las sombras me inundan.

Los días se marchan y los recuerdos vuelven.

¿Y a quién desnudaré ahora mi alma?

Nadie va a escribir el firmamento

todas las noches para ti.

Nadie hará lo que yo haría.

Voy a destrozar cualquier resquicio

de duda, de miedo o de piedad.

Voy a elevarme como si estuvieras aquí,

a mi lado, oyéndome respirar.

Caemos a la nada, caemos, sin llegar

nunca a averiguar

qué nos oculta el fondo

y qué había arriba que nos hizo empezar.

Ser, sentir, estar. (poema)

Creo que busqué en los ojos de algún extraño,
en las noches que espían desde el horizonte

mientras mastican el daño de los días muertos
y acarician las luces que fundieron hace tiempo.

Creo que miré y no encontré recuerdos,
ni señales anticipadas, ni billetes de avión.
No vi nada y lo vi todo, periódicos de hace semanas,
alguna nota y melancólicas cenizas amontonadas.

Rasgué tu figura en mi mente y no sentí nada.
Me he perdido entre el brillo que queda cuando te vas,
sonidos vacíos de vasos que chocan
y ya, ya ni siquiera se rompen, no estallan;
solo están.

Creo que he perdido y siento que he ganado,
dormida entre imágenes en blanco y negro,
y ya no siento tu olor, no sé despertar.
Y ahora solo estoy creyendo que te he ganado
y sintiendo que te he perdido.

Creo que ahora estoy vacía,
nos chocamos y ni siquiera estallamos.
Ahora simplemente,
simplemente
estamos.